Estos son los personajes más interesantes que aparecen en La cena secreta. Aquellos cuyo nombre va seguido de sus fechas de nacimiento y muerte, existieron realmente.

Alberti, padre León Battista (1404-1472). Además de sacerdote, fue pintor, arquitecto, poeta, anticuario, filósofo e inventor. Pero destacó también en el arte de encriptar mensajes, diseñando la primera máquina criptográfica de la Historia: un “disco de cifras” que permitía codificar y descifrar mensajes secretos.

Alejandro VI, Papa (1431-1503). De origen español, fue uno de los hombres más complejos de su tiempo. Compró su acceso al trono de Pedro y su vida disoluta y corrupta le granjeó numerosos enemigos. Tuvo cinco hijos. Y sorprendentemente se creía descendiente del dios egipcio Osiris.

Arno, hermano Guglielmo. Responsable de las cocinas del convento de Santa Maria delle Grazie, “infectado” por la herejía cátara.

Bacon, hermano Roger (1214-1294). Religioso franciscano, inventor, teólogo y filósofo. Autor del tratado De secretis artis et naturae operibus, que explica doce formas distintas de esconder un mensaje en una obra de arte. De hecho, este fue el primer libro europeo que describió el uso de la criptografía. Muchos consideran a Bacon una especie de “Leonardo” del siglo XIII.

Bandello, Matteo (1484-1561). Cuando Leonardo pintó La Última Cena, él apenas tenía doce años de edad. Fue sobrino del Prior Bandello y llegó a convertirse en el más célebre novelista del Renacimiento italiano. En sus escritos habló de su infancia cerca de Leonardo.

Bandello, padre Vicenzo (1435-1506). Prior del convento de Santa Maria delle Grazie de Milán entre 1495 y 1501. Tras su paso por ese lugar y la muerte del padre Gioacchino Torriani, sería nombrado Maestro General de la Orden de Santo Domingo.

Benedetto, hermano. Dominico de Santa Maria delle Grazie, confesor y secretario del Prior Bandello. Perdió su ojo izquierdo a los diecisiete años, durante una refriega en su Castelnuovo natal. Tras la destrucción de su primer convento, fue trasladado a Santa Maria delle Grazie.

Botticelli, Sandro (1444-1510). Fue, como Leonardo, discípulo de Verocchio, aunque también de fray Filippo Lippi. Se le considera uno de los grandes genios del Renacimiento italiano. Gracias a los Medici, se adentró en temas paganos y aplicó su conocimiento a obras como La primavera o El nacimiento de Venus. Durante un tiempo, usó su pintura como una herramienta mágica al servicio de sus mecenas. Dejó de pintar por influencia del fraile hereje Savonarola.

Crivelli, Lucrezia (1452-1519). Fue la modelo que utilizó Leonardo para la Bella Ferronière (hoy en el Museo del Louvre de París). Fue una de las amantes de Ludovico Sforza, a quien dio al menos una hija natural.

Crivelli, Elena. Hija de la condesa Lucrezia Crivelli y sobrina del célebre pintor italiano del siglo XV Carlo Crivelli. La cena secreta la presenta como la heredera de una extirpe de mujeres iniciadas en los secretos de María Magdalena.

Da Binasco, sor Verónica (1445-1497). Beata agustina del convento milanés de Santa Marta. Su vida estuvo rodeada de visiones y éxtasis, y sus vaticinios causaron sensación en su época. Llegó a amonestar al propio Papa Alejandro VI por su vida licenciosa. Y profetizó su propia muerte para el viernes 13 de enero de 1497.

Da Vinci, Leonardo (1452-1519). Encarna al ideal de hombre del Renacimiento. Pintor, escultor, científico, ingeniero, cocinero y músico, legó a la posteridad más de 13.000 páginas de notas, unos pocos cuadros y un mural completo y enigmático conocido como La Última Cena. Sus contemporáneos ya lo consideraron un mal cristiano, y el Papa jamás lo llamó para decorar ninguna estancia vaticana. Sin embargo, hasta la publicación de La cena secreta, nunca se supo muy bien en qué creía realmente Leonardo.

Della Mirandola, Pico (1463-1494). Es uno de los más fervientes seguidores de Platón del Renacimiento. Su maestro fue Marsilio Ficino, y de su mano aprendió hebreo y se introdujo en la Cábala. Aunque el Papa prohibió la lectura de sus libros, le absolvió en 1493.

D’Este, Beatrice (1475-1497). Duquesa de Milán, hija del duque de Ferrara y esposa de Ludovico Sforza de Milán. Su obsesión fue siempre convertir Milán en una nueva Atenas que devolviera a la humanidad a la “Edad de Oro” de la que hablaban los antiguos filósofos. Vivió rodeada de lujo y moda hasta su muerte de parto, en enero de 1497. Encarnó el ideal italiano de la princesa renacentista.

De Medici, Cosimo (1389-1464), también conocido como Cosimo el Viejo. Gobernante de Florencia y notable comerciante, fue el gran protector de sabios y artistas de su tiempo. Tras el Concilio de Florencia de 1431 que quiso unir a cristianos de Oriente y Occidente, fundó la Academia platónica que pronto confiaría a un jovencísimo Marsilio Ficino.

De Medici, Lorenzo (1449-1492), también conocido como Lorenzo el Magnífico. Nieto de Cosimo el Viejo, fue otro apasionado protector de las Artes. Mantuvo a Marsilio Ficino al frente de la Academia y fue mecenas de Miguel Ángel. Su obsesión fueron los manuscritos antiguos, las piedras grabadas y la numismática.

D’Oggiono, Marco (1470-1549). Llegó a ser uno de los discípulos predilectos de Leonardo da Vinci, destacando por su pericia en pintar frescos. Tras presenciar la ejecución de La Última Cena en Santa Maria delle Grazie, fue uno de los artistas que más veces la copió.

De Portugal, Amadeo (1430-1482). De nombre seglar Joâo Mendes de Silva, este franciscano nacido en Ceuta (España) fue hermano de Santa Beatriz de Silva y murió bajo sospecha de herejía. Escribió Apocalipsis Nova, un tratado que inspiró a Leonardo su célebre Virgen de las Rocas. En ese texto también profetizaba la llegada de un papa angélico.

De Viterbo, Maestro Giovanni Annio (1432-1502). Fraile dominico, profesor de teología y experto en lenguas orientales. Alejandro VI lo nombró Maestre del Santo Palacio y murió probablemente envenenado. Autor de varios libros, fue el primer “arqueólogo” de la Historia, aunque también uno de los grandes falsificadores de su tiempo. Fabricó piezas egipcias a las que añadió inscripciones espurias para justificar sus teorías. Hoy es un personaje histórico casi olvidado.

De la Vorágine, padre Jacobo (1230-1298). Escritor y religioso dominico, que fue provincial de Lombardía y arzobispo de Génova. Su libro La leyenda dorada (Legendi di Sancti Vulgari Storiado) recoge vidas de santos y apóstoles. Su texto influyó en pintores de todas las épocas, que recurrieron a sus minuciosas descripciones para pintar a los grandes virtuosos del cristianismo.

Ficino, Marsilio (1433-1499). Destacado intelectual, doctor, músico y predicador de su tiempo. Tradujo al latín, por primera vez, los textos de Platón y los tratados mágicos egipcios conocidos como Corpus Hermeticum. Fundó la Academia de Florencia en la que “nació” el Renacimiento.

Forzetta, Mario. Aprendiz de pintor nacido, como Beatrice d’Este, en Ferrara. Al cumplir los diecisiete viaja a Milán para trabajar en la bottega de Leonardo. Sin embargo, pronto termina comerciando con manuscritos antiguos al servicio de Oliverio Jacaranda. Fue en su Ferrara natal donde entró en contacto con la herejía cátara.

Giberto, hermano. Sacristán de Santa Maria delle Grazie. Nació en la frontera con el Imperio Germánico. Su pelo color calabaza le hizo merecedor de no pocas chanzas en su comunidad.

Jacaranda, Oliverio. Anticuario oriundo de Valencia (España), como el papa Alejandro VI. De hecho, fue uno de los primeros anticuarios que suministró piezas antiguas tanto a los palacios pontificios como a la familia Sforza. Experto en textos antiguos, es también padre de una hija, María.

Leyre, padre Agustín. Inquisidor romano y miembro destacado de la Secretaría de Claves de los Estados Pontificios. Experto en criptografía y teólogo. Suya es la voz que narra la intriga de La cena secreta. Lo hace ya anciano, desde su retiro en Egipto, país al que huyó tras los descubrimientos que efectuó en Milán durante su misión de espionaje a Leonardo da Vinci en el invierno de 1497.

Luini, Bernardino (1470-1532). Destacado discípulo de Leonardo da Vinci del que se conservan obras en varios importantes museos europeos. De oscura biografía, parece que nunca salió de la región de la Lombardía italiana.

Pinturicchio (1454-1513). De nombre real Bernardino di Betto, se formó intelectualmente en la Academia de Marsilio Ficino. En 1493 fue llamado a Roma para decorar los apartamentos Borgia, por orden del papa Alejandro VI. Bajo las órdenes de Giovanni Annio de Viterbo, Pinturicchio recreó el mito de los dioses egipcios Osiris, Isis y Apis, representando por primera vez bueyes sagrados, pirámides y divinidades paganas en el corazón del papado.

Platón (428-347 a.C.). Este padre de la filosofía occidental permaneció casi en el olvido hasta el siglo XV, cuando sus obras fueron traducidas por Marsilio Ficino, e impresas por primera vez en Italia en 1483. Se sabe que Platón fundó una Academia para transmitir su saber, una institución que Ficino trataría de imitar diecinueve siglos más tarde con el apoyo de la familia Medici.

Ponte, Fabio. Secretario personal de Giovanni Annio de Viterbo y sobrino del Maestro General de los dominicos, Gioacchino Torriani.

Savonarola, Girolamo (1452-1498). Este dominico nacido en Ferrara, es uno de los personajes más polémicos de su tiempo. Predicó contra las riquezas del Papado y llegó incluso a convencer a artistas como Botticelli para que quemaran sus cuadros con motivos paganos. Sus importantes enemigos terminarían ahorcándolo y quemándolo por hereje.

Sforza, Ludovico (1452-1508), también conocido como Ludovico el Moro (the Moorish) por su piel oscura. Duque de Milán, protector de Leonardo y responsable del proyecto de La Última Cena en el convento de Santa Maria delle Grazie. Encargó esa pintura dentro de su proyecto de convertir el convento en su mausoleo familiar.

Sforza, hermano Mauro. Primo del Duque de Milán, ingresó en el convento de Santa Maria delle Grazie tras la muerte de su otro tío Gian Galeazzo Sforza en 1494. Trabajó como enterrador.

Torriani, Maestro General Gioacchino (1417-1500). Máxima autoridad de la Orden de Santo Domingo, fue un varón de gran cultura y uno de los primeros humanistas del Renacimiento. Hablaba cinco idiomas.

Toscanelli, Paolo (1398-1482). Científico, cartógrafo y geógrafo italiano que inspiró los viajes de Colón a América. Sus estudios contribuyeron a mejorar los conocimientos astronómicos de su época, y construyó un gnomon en la catedral de Florencia que describe La cena secreta.

Trivulzio, padre Alessandro. Natural de Riccio, fue bibliotecario de Santa Maria delle Grazie. Amante de los manuscritos antiguos, reunió una importante colección para su convento.